Algo muy curioso sucede con el bambú desde el momento de la
siembra de la semilla y es que, no sucede nada. Absolutamente nada durante los
primeros 7 años.
Al séptimo año, en un período de 6 semanas, el bambú crece
más de 30 metros .
Durante ese tiempo de supuesta inactividad, el bambú crea un
complejo sistema de raíces que le permitirían sostener el crecimiento que iba a
tener después de siete años.
Sin embargo, en la vida cotidiana, muchas veces queremos
encontrar soluciones rápidas, triunfos apresurados, sin entender que el éxito
es el resultado del crecimiento interno; y que éste, requiere tiempo. A tal
punto que un cultivador inexperto estaría convencido de haber comprado semillas
de bambú infértiles.
Por la misma impaciencia, las personas que aspiran a
resultados rápidos y a corto plazo, abandonan cuando era probable que
estuvieran a punto de alcanzar la meta. Solo obtienen éxito aquellos que se
mantienen perseverantes, coherentes, y saben esperar el momento adecuado.
Al igual que el bambú, en muchas ocasiones estaremos frente
a situaciones en las que creemos que nada está sucediendo, y esto puede ser
extremadamente frustrante. En esos momentos debemos recordar el ciclo del bambú
y no abandonar nuestros sueños por no ver el resultado que esperamos. Siempre
está sucediendo algo: Estamos creciendo.
Si no consigues lo que anhelas, no te desesperes; quizá
estés echando raíces.
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